Fernando Larraín, gerente general de la Asociación de AFP.
El sistema de pensiones contributivo como el nuestro tiene sin duda importantes mejoras que hacer y por lo mismo se necesita una reforma, no cualquier reforma sino una buena reforma. El objetivo principal de la reforma debe ser otorgar pensiones suficientes y con mejor cobertura que permitan asegurar una calidad de vida en la vejez con condiciones similares a las de la etapa laboral activa y que evite la incidencia de la pobreza en la tercera edad.
Para lo anterior, y entre otras cosas, debemos instalar la importancia del cumplimiento de derechos y deberes que subyacen al buen funcionamiento del sistema. Se deben promocionar conductas de ahorro universales, de forma tal de cuidar una relación adecuada entre aportes y beneficios. En este punto es crucial que todos los trabajadores puedan contribuir: no podemos seguir excluyendo a los trabajadores independientes y por cuenta propia. Además, es relevante anclar las expectativas de pensión a la cantidad de años (y monto ahorrado) que uno aportó. Uno no puede esperar tener una pensión completa si solo contribuyó durante unos pocos años de su etapa laboral.